La espirografía es un examen de las vías respiratorias en el que se evalúan el volumen y la velocidad del movimiento del aire inhalado y exhalado y la ocupación de los pulmones. Se trata, pues, de un estudio de la función pulmonar.
La espirografía es indolora y no causa ningún daño significativo a su bienestar. En algunos casos, la inhalación/exhalación fuerte y frecuente puede provocar un aumento de la presión torácica, abdominal e intraocular y, por tanto, causar molestias. Existen contraindicaciones para la espirografía, de las que su médico o enfermera le informarán antes de la exploración. El médico y la enfermera le darán instrucciones precisas sobre lo que debe tener en cuenta antes de acudir al examen:
- Si utiliza un adyuvante con broncodilatadores (broncodilatadores), o los llamados inhaladores, su médico le aconsejará que no lo utilice entre 4 y 24 horas antes del examen, dependiendo de la duración del medicamento.
- Evitar la actividad física.
- No fumar.
- No acuda al examen con el estómago lleno, pero puede tomar un pequeño refrigerio dos horas antes del examen.
Realización del examen espirográfico
- Se le pesará y medirá antes del examen, y sus medidas se almacenarán en un ordenador.
- Durante el examen, se le cubrirá la nariz con una pinza para impedir que respire por la nariz y se le colocará una boquilla en la boca. La boquilla se mantiene en la boca y usted respirará a través de ella durante todo el examen, manteniendo la espalda y el cuello rectos.
- En primer lugar, el médico o la enfermera le pedirán que inhale y exhale por la boquilla varias veces a un ritmo tranquilo.
- A continuación, deberá inhalar lo más profundamente posible y luego exhalar lo más rápido que pueda hasta que sus pulmones estén completamente limpios. Esto puede tardar unos segundos. La enfermera le dirá cuánto tiempo tiene que respirar a este ritmo.
- Se le puede pedir que inspire lo más profundamente posible y que exhale el mayor tiempo posible hasta que los pulmones se hayan despejado.
- Estos ciclos respiratorios suelen repetirse varias veces, al menos tres, pero normalmente no más de ocho. Si su función pulmonar está deteriorada, tendrá que tomar broncodilatadores de acción rápida y, al cabo de 15 minutos, se realizará un nuevo examen espirográfico.
Movimiento del aire en las vías respiratorias
El movimiento del aire en el cuerpo comienza por la nariz o la boca. Al inhalar, el aire llega a los pulmones a través de la tráquea y los tubos pulmonares (bronquios). Los bronquios terminan en pequeñas formaciones en forma de burbuja (alvéolos) donde se intercambian el oxígeno y el dióxido de carbono. Desde los alvéolos, el oxígeno es absorbido por la sangre, y el dióxido de carbono producido en el cuerpo pasa de la sangre a los alvéolos. Al salir, el aire, junto con el dióxido de carbono, es expulsado de los pulmones. Durante la respiración normal, todas las vías respiratorias están abiertas y el aire se mueve libremente y sin obstáculos.
¿Qué ocurre en las vías respiratorias en el asma?
En el asma, las vías respiratorias están inflamadas, irritadas y constreñidas y el movimiento del aire es difícil. La causa es la inflamación asmática, que crea una hinchazón en la mucosa y un aumento de la secreción de moco. La inflamación de la mucosa y la consiguiente constricción bronquial es una reacción de protección contra diversos estímulos externos. En el asma, las vías respiratorias son más sensibles de lo habitual y reaccionan fácilmente a diferentes estímulos. La constricción de las vías respiratorias puede ser causada, por ejemplo, por olores irritantes, el clima frío, el estrés severo y el contacto con animales o polen.